Desde unos cuantos meses atrás hasta ahora, he
estado intrigado con uno de los sitios arqueológicos más importantes del Valle
de Copiapó. Una inquietud que me ha arrastrado ya en tres oportunidades a
visitar el lugar, con la intención de conocerlo y tomar varias fotografías.
Me refiero al Pucará de Punta Brava, ubicado a
unos 61 km de Copiapó en dirección del Valle de Copiapó y que fue declarado
monumento nacional el 13 de Julio de 1982, junto a la Fundición Inca-Diaguita
de Viña del Cerro y al mal denominado Palacio Incaico del Fundo La Puerta.
Según he logrado entender, dicho recinto, es
una fortificación española, construida hacia el año 1548 y que en rigor,
corresponde a lo que podemos denominar el primer indicativo del interés de
Pedro de Valdivia por instalar una avanzada militar y de colonización en este
valle y que en el futuro dio origen a la Ciudad de Copiapó.
El fundador de dicha avanzada, fuerte o
cuartel, fue el conquistador español Juan Bohón, fundador de la Ciudad de La
Serena.
Según lo que he podido averiguar en
conversaciones con Guillermo Cortés Lutz y leyendo algunos artículos arqueológicos
citados desde el libro Historia de Copiapó (de C.M. Sayago) y en especial un
pequeño libro llamado “Juan Bohón, Fundador de La Serena” (de Fernando Moraga
Acevedo), el mencionado conquistador se instaló muy probablemente en lo que
había sido un Pucará, en lo que hoy se conoce como el Fundo “La Puerta” de
propiedad de los Srs. Prohens, junto a unos 40 soldados.
En la primera oportunidad que visite dicho
recinto un señor que cuida el lugar, me comento que antes al alemán, había desenterrado
unas momias donde hoy se ubican unos parronales, esta referencia al alemán,
probablemente se trata de Hans Niemeyer, quien estudio estos lugares en los
años 80.
Según las lecturas y conversaciones citadas
anteriormente, este lugar fue destruido por una revuelta indígena a fines del
año 1548, teniendo por resultado el completo exterminio de los españoles a
quienes encontraron descuidados.
Hasta aquí todo me hacia sentido, sin embargo
me inquietaba saber desde donde se pudo organizar tal revuelta o rebelión, pues
hasta ese momento yo personalmente desconocía si existió alguna aldea o similar
capaz de albergar la suficiente población natural como para hacerle frente a 40
españoles bien armados. (Francisco Pizarro en 1532, invadió el imperio inca con
similar cantidad de españoles armados).
Al parecer las cosas en aquellos años supusieron
un ambiente de guerra en Atacama, tan tenso como lo fue la conquista del sur de
Chile.
La respuesta a esta inquietud vino de la
explicación que me diera el mismo Guillermo Cortés Lutz, señalando que, desde
ese lugar “los Diaguitas - Copiapó,
organizaron el levantamiento que acabo con los invasores y destruyeron la
primera ciudad de Copiapó en 1548”.
Esta indicación no hizo más que desatar mi
curiosidad por el lugar, replanteándome el significado que podría tener este
lugar, al que debido a mi profunda ignorancia, le había dado solo un valor
arqueológico como pequeño conjunto habitacional utilizado por los naturales del
valle.
La primera vez que visite dicho lugar por
error, buscando la Fundición de Viña del Cerro, por mi propia profesión como ingeniero
civil metalurgista, pues había asistido a una charla del profesor David Fuller
Brain, que explicaba cómo funcionaban las huayras (hornos), no le preste mucha
atención, pues al llegar solo pude ver un letrero deteriorado y sin texto
explicativo y unos pircados menores llenos de arbustos.
Al pasar los meses decidí visitar nuevamente el
lugar, avanzando por uno de los costados de la quebrada de Punta Brava, dándome
cuenta que estaba frente a varias construcciones, en su mayoría pircados
bastante irregulares, de la que resaltaba una en especial por ser de mucho
mayor tamaño de unos 18x11 mts aproximadamente, compuesta de una terraza y
habitaciones bellamente armadas con piedras ensambladas, mucho más llamativas
que las ubicadas en el fuerte de Juan Bohón, que probablemente se debe a una
mala reconstrucción.
Volví al lugar con la intención de acercarme a
otras estructuras visibles desde Google Earth, distantes a kilometro y medio
hacia el interior de la misma quebrada.
No logramos junto a mi compañero de expedición,
Alberto Lira, llegar hasta dicho lugar debido a que son realmente muy
inaccesibles pues nos encontramos con unas paredes que 8 o 10 mts de altura,
formadas por lo que alguna vez fue una cascada de aguas, conformándonos en
aquella oportunidad con recorrer el costado opuesto de la quebrada donde
encontramos dos recintos muy llamativos, uno rectangular bastante parecido a
las habitaciones de Viña del Cerro y uno circular, bastante grandes de 5x5 mts
el primero y 6 mts de diámetro el segundo.
Para ganar perspectiva para mis fotos, decidí
subir el cerro de ese costado de la quebrada, dándome cuenta mientras ascendía
que habían varios pircados que resultaron ser en apariencia miradores en los
bordes de un sendero que llegaba hasta arriba.
Al llegar arriba me di cuenta que el sendero
continuaba y dude en continuar, regresando unos metros resignado a mi falta de
valor, sin embargo seguía viendo mas y mas pircados, por lo que luego de
descansar continúe con la idea de fotografiar y partir apenas pudiera.
Llegue hasta la cima, donde encontré unos
agujeros practicados en el lugar, sin saber de qué se trataba, imaginando que
serian lugares donde se hacían ofrendas o algo similar, disfrute la vista, que
era impresionante, pues desde allí se domina completamente el valle, solo pude
pensar en algún joven indígena, que hace unos 500 años atrás subía allí también
por primera vez, que era su prueba de valor y yo aún asustado, me sentí parte
de aquello mismo.
No sé qué significa ni puedo cuantificar el
valor arqueológico ni menos histórico que tiene este sector, pues solo soy un
aficionado, me gustaría aportar más información y hasta ahora solo puedo
compartirles mis fotos y mis pareceres.
Este lugar tuvo que ser mucho más fascinante,
cuando desde esa cima se veían otros cultivos, otras gentes y no montones de
parronales creciendo como mala hierba hasta los cerros, tapando quizás cuantos
lugares, ni mucho menos camiones ni autos.
Regrese nuevamente para alcanzar el lugar desde
otro punto, no lo logramos en parte debido a la inexperiencia y mal estado físico,
pero quiero pensar más que nada que es porque no estamos al nivel de aquellos
personajes que ocuparon el lugar originalmente.
Imagino a aquellos valientes naturales subidos
en alguno de esos recintos, arengando a los demás, dándoles el valor, pidiendo
el auspicio a sus dioses para defender su forma de vida, su tierra y sus
amores. Imagino que visitaron la cima, que podían ver a sus bien armados
enemigos a la distancia, imagino el final de aquella jornada, con un Juan Bohón
muerto, imagino que respiraron aliviados confiando en que habían acabado con la
amenaza.
Imagino todo eso porque no he podido encontrar ningún
texto que cuente su historia.
Espero también que quienes visiten este lugar más
adelante, lo hagan con respeto y no profanen este lugar como ya lo han hecho
antes, aquí en los otros.
Coordenadas:
27° 47.042'S
70° 9.048'O